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Eva García Saénz de Urturi
Categoría: Crimen
El silencio de la ciudad blanca te atrapa desde la primera página con esa mezcla de misterio gélido y paisaje urbano. Imagina Vitoria-Gasteiz, sus calles silenciosas y ese aura casi mística que parece esconder más de lo que muestra. Pues ahí arranca todo: un nuevo asesino en serie que copia los crímenes del “asesino del rosario”, el tipo que aterrorizó la ciudad veinte años atrás y que ahora está tras las rejas.
Nuestro hombre en la escena es Unai López de Ayala, al que todos llaman Kraken. Un tipo metódico, con su propia manía de guardar cada pista como si fuera un tesoro arqueológico. El caso se le enreda rápido cuando empiezan a llegarle cartas anónimas—¿coincidencia?—y, peor aún, descubre que este imitador lo conoce… personalísimamente. Ahí es cuando piensas: “¿pero cuánta venganza cabe en una ciudad?”
Y no creas que solo hay sangre y cuchicheos de comisaría. Unai se topa con Estíbaliz, su primer amor, convertida en arqueóloga empeñada en un hallazgo gigantesco bajo el casco antiguo. Ese reencuentro añade otra capa: nostalgia, reproches de juventud y la pregunta de si dos personas pueden reencontrarse sin heridas.
Mientras el detective sigue un rastro de símbolos crípticos y corre por callejones que huelen a historia, la novela va desvelando oscuros retazos del pasado (tanto personal como político) en el País Vasco. Hay conspiraciones locales, viejos secretos familiares y ese pulso de tensión que te obliga a pasar página tras página.
Lo mejor es cómo la autora enreda lo íntimo con lo policial: no es solo “encuentra al culpable”, sino “¿por qué alguien repetiría aquellos crímenes?”, “¿qué fantasmas guardamos cada uno?” y “¿podemos huir realmente de lo que fuimos?” Al final, el silencio es casi un personaje más: el murmullo de una ciudad que no quiere olvidar… pero tampoco sabe callar.